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El estudio de la caligrafía china abrió una ventana en mi manera de enseñar. De hecho empecé a pensar que la justa posición del cuerpo en el espacio sea para nosotros los occidentales de ardua comprensión porque generalmente estamos acostumbrados a pensar de manera linear, a lo máximo en cuatros direcciones: adelante - atrás - arriba - abajo. Insólito para nosotros pensar en las ochos direcciones. No estamos entrenados en hacerlo.
De hecho los primeros grandes entrenamientos que enfrentamos cuando pequeños son aprender a leer y a escribir.
En occidente se lee, después que aprendimos a reconocer y combinar un sueno con las letras del alfabeto, según una dirección, de izquierda hacia la derecha; se aprende a escribir trazando las varias letras del alfabeto adentro de lineas paralelas, siempre en la dirección izquierda - derecha. Las lineas paralelas trazadas en nuestros cuadernos de las primeras clases de las primarias determinan el espacio donde insertar las varias letras y nuestras letras, mas o menos, caben todas adentro de dos lineas, excepto algunas que suben al espacio de arriba y otras que bajan en el espacio de abajo.
El niño chino necesita de mucho mas tiempo para esto entrenamiento, porque para leer tiene que aprender a reconocer cada carácter, combinarlo con su significado y su pronuncia; para escribir tiene que aprender la dirección de lo varios rasgos (笔画bǐhuǎ), la posición adentro del cuadrado de referencia, la sucesión en la composición del carácter, cuanta presión se tiene que aplicar en dibujar cada rasgo.
El cuaderno del niño chino en los primeros años de escuela está dividido en cuadrados con diagonales y medianas, que determinan el espacio y las direcciones para trazar los varios caracteres. Esto constituye un muy buen entrenamiento para la percepción del espacio a su alrededor.
Nosotros los occidentales, habiéndose entrenado menos cuando pequeños, para entender la correcta orientación en el espacio necesitamos una atención particular a la dirección que nuestro cuerpo tiene que asumir. Entonces en las primeras clases de taijiquan pido a mis estudiantes de verse insertados en un cuadrado completo de diagonales y medianas y de moverse poniendo mucha atención a la direcciones y posiciones que sus extremidades tienen que asumir. La importancia que se le da a la posición en el espacio practicando la forma es fundamental para la coordinación de los movimientos del cuerpo y para mejorar el equilibrio. Importante entonces para el estudiante tener puntos de referencia personales ciertos.
Con mis estudiantes averigüé que el pedido que les hago de verse insertados al centro de un cuadrado como si fuesen un carácter chino bien escrito, funciona muy bien.
Después, cuando las bases ya se construyeron, las piernas se reforzaron, pido a ellos de verse insertados en un octógono, como si estuvieran adentro del bonito San Juan, el baptisterio de Firenze.
De hecho cuando les pido que hagan un paso lleno hacia la esquina derecha, averigüé que para la correcta posición del cuerpo es bueno precisar que lo mantengan paralelo a la pared imaginaria del octógono, formada por la cuerda de la esquina, para evitar que el cuerpo se alinee todo en la diagonal y desequilibrado a la derecha.
Generalmente el entrenamiento se efectúa en gimnasios o en cuartos rectangulares, entonces orientar el cuerpo en las cuatros direcciones resulta bastante sencillo, pero cuando se tiene que dirigirse en las ochos direcciones ayuda mucho visualizar las paredes imaginarias que cortan las esquinas perpendicularmente a las diagonales y forman el octógono. Mas si se practica afuera es imprescindible individuar un punto de referencia claro y de allí visualizar un espacio octagonal al rededor de nosotros.
Esto lo empiezo a pedir de manera fuerte al inicio de la segunda parte, en "Abrazar el tigre y regresar a la montaña", una vez que la posición llegó a ser automática ayuda mucho en todo el seguimiento de la forma, solo hay que pensar en "La dama de jade lanza la canilla", pero llega a ser valiosa especialmente en las ejecuciones de las formas con el sable y la espada, donde todos los movimientos en el espacio tienen que ser ciertos y automáticos, porque no hay tiempo para pensar en donde o en como ponerse.
La foto del Baptisterio de Firenze se debe a la GNU Free Documentation License, en el artículo de Wikipedia: Battistero di San Giovanni (Firenze).
Los ejemplos de escritura alfabética y china y el esquema del octógono lo creé yo usando los programas libres OpenOffice.org e GIMP 2.